Aprende a Negociar para ganar
La clave de una buena comunicación en cualquier contexto es conseguir una buena negociación para ambas partes.
Los niños desde pequeños aprenden estas sutiles técnicas de la negociación para marcar su territorio y su poderío frente a sus padres, desde cuándo y cómo llorar para atraer su atención.
Una buena negociación ha de tener inmerso ese “ganar-ganar” en el juego de polaridades que buscan un mismo fin entre dos o más partes.
Asimismo, decir: “Vamos a negociar” significa que tenemos la oportunidad de presentar, explicar y convencer con nuestros argumentos a la otra parte, ya que existe una disponibilidad implícita de escuchar.
Entrar al terreno de la negociación implica: “te escucho, te veo, te siento y te entiendo”.
Aprender a crear el espacio para la negociación es programar en nuestro cerebro una estrategia que nos ayude a hacer un paréntesis ante el problema y así empezar a generar la apertura necesaria para la acción. Es un nuevo espacio desde donde me voy a situar y a percibir el conflicto desde todos los ángulos posibles para alcanzar con la sabiduría de mis propios recursos diferentes opciones de solución.
Con la Programación Neuro-Lingüística o PNL nos enseñan que “el mapa no es el territorio”. Esto quiere decir que cada uno de nosotros tenemos una manera única de percibir el mundo en función de nuestra historia y experiencias personales y cuando pretendemos que los demás se alinien a nuestro “mapa”, estamos siendo egoístas sin dar espacio a solución alguna con nuestros semejantes.
Dar un espacio para la negociación comienza poniéndonos en el lugar del otro y viendo el conflicto desde una perspectiva que me trascienda y me haga un ser humano único y especial.
Asimismo, al ponerme en el lugar del otro, parto de la premisa de que todos tenemos una buena intención al actuar y me permito sólo ver los hechos sin juzgarlos.
Si tomamos conciencia de que nuestra ventana para ver la realidad no es la única, sino que hay otras y que para sus dueños funcionan muy bien, entonces vamos por el camino hacia el espacio para la negociación.
Si sé que hay otras ventanas, otros “mapas”, me asomo por ellas y averiguo qué es lo que desde allí se ve. Así, puedo entender el punto de vista de los otros porque vivo su experiencia; además les pido que se asomen por mi ventana para que ellos también me entiendan.
A veces olvidamos que el espacio para la negociación está en todo el universo, mientras que el espacio del problema es sólo un pequeño puntito del universo.
Hay personas que deciden ver sólo los “puntitos negros” en el arroz y dejan de ver todo el panorama tal cual es, pero ésta es también una estrategia de decisión y su “mapa” del mundo.
Dejar de ver el conflicto desde nuestra ventana nos permite dirigir nuestra energía al espacio infinito de la solución y abrir nuestra mente y nuestros ojos hacia nuevas opciones que no habíamos visto.
Crear el espacio para la negociación es simplemente una nueva actitud: tener la voluntad de solucionar el conflicto cómo si ya se hubiera resuelto.
Aprender a ver los problemas desde las diferentes ventanas de la percepción es hoy un recurso al alcance de todos y es aprender a generar mejores espacios para la negociación.
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