La respuesta está soplando con el viento a tú favor
El otro día por la noche, ya cansada por las actividades cotidianas, me senté en la computadora y simplemente ésta no aceptaba mi contraseña y ya saben entré hasta a modificarle la configuración cuando el problema estaba justo frente a mis ojos. No le había quitado la tecla que marca las mayúsculas el día anterior y por supuesto no me aceptaba la contraseña de ninguna manera.
La mayor parte de las cosas que necesitamos saber están ahí justo enfrente de nosotros esperando que las miremos y recurramos a ese recurso que está a la vista, puedo tocar y ya conozco.
Si yo desde el principio me hubiera hecho para atrás seguramente me hubiera dado cuenta de que estaba activada la tecla de las mayúsculas y no hubiera comenzado a revisar cosas más complejas en mi computadora, pero claro… los seres humanos somos complejos y cuando las soluciones saltan a nuestra vista parecen tan obvias que ni las vemos… ¡cosas de la vida!
Esto me hizo recordar uno de los principios en los que se basa la Programación neuro-Lingüística o la PNL: “Todos tenemos los recursos que necesitamos en un momento dado”. Así que si nos conectamos con nuestra propia sabiduría descubrirémos que tenemos la solución a la vista, cerca, dentro de nuestras experiencias de vida y que además tal vez esté sólo ahí esperando a “que nos caiga el veinte” y la descubramos, así de fácil.
Hay un clásico de Bob Dylan que ejemplifica el caso a las mil maravillas, en la letra que dice: “The answer my friend is blowing in the wind”, “La respuesta mi amigo está soplando con el viento”.
Si de pronto te viene a la mente una situación sobre la cual te gustaría tener más información o que te llegue una respuesta o una “Metáfora de Vida”, te recomiendo hacer el siguiente ejercicio. Te prometo que serán los mejores 20 minutos que hayas invertido en algo asombroso y divertido.
1. Piensa en eso sobre lo que necesitas más información o requieres de una solución. Respira profundo tres veces, cierra tus ojos y suelta el problema. Ahora despéjate, abre tus ojos y sal a caminar durante 20 minutos. Puedes irte al parque más cercano o simplemente darle la vuelta a la cuadra de tu oficina antes de regresar de tú hora de comer.
2. Cuando vayas caminando deja de hablarte o de pensar para ti sólo viendo, escuchando y sintiendo el paisaje a tu alrededor.
3. Es posible que algo a tu alrededor llame poderosamente tu atención por su brillo, aroma, colores, información, etcétera. Detente frente a esto un rato y disfruta de toda esta nueva información que llega a la parte creativa de tu cerebro.
4. Si algo más llama tu atención repite el punto 3.
5. Siéntate por un momento y relaciona lo que llamó tu atención con aquello sobre lo que requerías más información o una solución.
6. Si seguiste cada uno de los pasos estoy segura que para este momento estarás sorprendido(a), emocionado(o) y sin palabras, ya que la respuesta te llegó volando “de volada” y con el viento a tú favor.
Les agradeceré me compartan sus descubrimientos y aprendizajes con este ejercicio.
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